La importancia de la vuelta a la naturaleza

Bosque con musgo

Una de las cosas que más anhelaba durante el confinamiento era pasear en la naturaleza. Sentía que cada vez estaba más desconectada, más triste y decaída, como una flor en un vaso de agua que languidece recordando la tierra que la sostenía.

Se nos olvida que sin ella no somos nada. No podemos vivir sin aire limpio, nuestra vista se estropea cuando no podemos mirar a lo lejos, ver el horizonte. El cuerpo, las extremidades quedan rígidas de mantener posturas sedentarias, de no ser utilizadas para lo que fueron concebidas, el movimiento. Incluso nuestro sistema circulatorio se resiente, se estanca, la sangre se densifica produciendo inflamación y cansancio. Un cansancio que sólo desaparece con el ejercicio físico, qué gran ironía. O con un baño en el mar, ese mar que hace de diálisis y limpia todos nuestros sistemas.

El sueño se altera, apartado de los ritmos de la naturaleza, sin saber bien cuándo es de noche y cuándo de día. Vivimos en el engaño de la luz artificial, de las pantallas brillantes del móvil, del ordenador, de la televisión, de las bombillas de led. Nuestros ojos aprenden a ver un bosque de tres dimensiones en una pantalla que sólo tiene dos. Y que no tiene ni punto de comparación con la experiencia real, la vivencia de estar en ese bosque al atardecer, un bosque de trescientos sesenta grados, cielo arriba, tierra abajo, olor de abeto, sensación de ser pequeño y estar protegido por esos grandes gigantes amables que te rodean. En su lugar, nosotros somos los gigantes que observamos a través de una pequeña ventana un bosque, pintado en la pantalla.

¿Qué impacto puede tener esto en nuestras vidas? ¿Somos conscientes de todo lo que estamos perdiendo con la vida en el asfalto? ¿Nos damos cuenta de la contaminación acústica y lumínica que sufrimos? ¿Vemos que también nuestros hijos están respirando aire sucio, bebiendo agua con plástico, rodeados de cemento las veinticuatro horas del día?

Realmente pienso que no somos del todo conscientes. Y si lo somos, lo aceptamos como un mal menor, como una realidad inevitable, con un «es lo que hay», resignados ante la realidad que habitamos. Y cansados e intoxicados por nuestras vidas, seguimos retrasando esa escapada al campo, porque nuestro estrés diario acaba con el recuerdo de lo bien que nos sentimos cuando estamos al aire libre, bajo el sol y las estrellas, buceando en el mar, caminando por el bosque.

Salir a la naturaleza nos ayuda a desintoxicarnos, no solo de la contaminación visible, sino también de la actual avalancha de noticias, del sinfín de estímulos visuales y auditivos que alteran nuestra conciencia diaria.

Que no se nos olvide, que tengamos la fuerza interior necesaria para recordar qué es lo que nos sana, lo que nos revitaliza, lo que nos hace bien. Que podamos, cada uno desde nuestras posibilidades, proteger y vivir en la naturaleza lo más posible. Aunque sea llenando de plantas el balcón. Que seamos capaces de regresar a nuestro origen a cada oportunidad y podamos trasmitir todo esto a la infancia.

Ojalá ellos vean y sientan con intensidad esta llamada y consigan vivir de un modo más cercano a la Vida.

Sara Justo Fernández. Formadora de maestros. Especialista en pedagogía Waldorf.

Autora del libro «Crecer para educar«

3 comentarios sobre “La importancia de la vuelta a la naturaleza

  1. Mi querida Sara
    Mil gracias por estas palabras tan BELLAS. Llenas de sabiduría ancestral, cuando las leo me vienes a la cabeza como una gran Chamana En un bosque recogiendo su sabiduría Y transmitiéndosela al mundo.
    Yo como mujer te lo agradezco que me lo recuerdes y como familia también, aúnque nosotros lo hacemos esos paseos en el bosque y baños en el mar. Nos viene muy bien este recuerdo de tu sabiduría para aún más, estar más unidos a la naturaleza y al ser humano
    Un abrazo inmenso

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  2. Totalmente de acuerdo contigo, Sara.

    Yo también reflexioné mucho durante el confinamiento y experimenté el efecto que tenía sobre mí la “ausencia de naturaleza”.

    Mi granito de arena fue regalar lo que sé hacer, ofreciendo una experiencia de conexión con la naturaleza a través de las redes sociales (basándome en mi recorrido como guía de baños de bosque).
    Como dices en tu último párrafo, debemos vivir la naturaleza “aunque sea llenando de plantas el balcón”.

    Un saludo,

    Le gusta a 1 persona

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