
De un tiempo a esta parte, tengo la sensación de que nos cuesta más estar presentes. Lo veo en la parada del autobús, en el supermercado, por la acera. Es como si cada uno estuviera encerrado en su propio mundo y no pudiera percibir a la persona que está en frente. Es una especie de distracción general; nuestra mente está en otro sitio, navegamos por la vida yendo de un pensamiento a otro, sin recordar apenas lo que acabamos de pensar, estamos tan absortos en esta manera automática de vivir que no percibimos lo que hay a nuestro alrededor.
Cada vez es más difícil concentrarse y prestar atención plena y continua a una sola cosa. Bombardeados por estímulos constantes que interrumpen lo que hacemos, nos hemos acostumbrado a que una llamada o un mensaje desvíe nuestra atención hacia otro lugar u otra persona. Una mirada al móvil en medio de una conversación y nuestra mente viaja hacia un universo paralelo. Cuántas veces entramos en internet para buscar algo o realizar una acción concreta y acabamos absorbidos por la vorágine de información de la red. Es como si fuera casi imposible llevar un pensamiento hasta el final, conseguir realizar una acción completamente sin que algo aparezca y nos distraiga. La velocidad con que todo se mueve, el estrés que supone sentir que todo va más rápido y que hay que estar al día, nos acelera, nos saca de nuestro centro y hace que nuestra atención intente estar en el pasado, en el presente y en el futuro al mismo tiempo. Y eso es imposible.
Creemos que podemos hacer varias cosas a la vez, pero la verdad es que las hacemos por turnos y de forma interrumpida. Vamos de la una a la otra sin concentrarnos realmente en ninguna, sin estar totalmente presentes. Y esta es la razón por la cual olvidamos las cosas, no recordamos lo que vivimos porque no estamos allí.
Cuando nos entregamos a algo, nuestra atención está plenamente en ello, y conseguimos llevar la conciencia a ese momento, a esa acción. La mente está completamente ocupada con esa labor. Y esto deja un recuerdo imborrable. Podemos incluso rememorar la emoción que sentimos, los aromas, las sensaciones físicas, el paisaje, la música de fondo. Esto es vivir plenamente.
Necesitamos recuperar esos momentos libres de interrupciones, en los que nos dedicamos con presencia a algo. Desterrar el móvil a un lugar recóndito donde no pueda tentarnos con sus llamadas de atención. Dedicar unos minutos a parar, respirar conscientemente, sentir cómo nuestros pulmones toman aire y cómo se relaja el cuerpo al exhalar. Apreciar la suavidad de una caricia, de nuestra propia piel. Sentir el calor, el frío. Mirar a los ojos a una persona amada y percibir su presencia, su emoción. Hacer un hueco en nuestra agenda para asomar la cabeza por la ventana a la hora del atardecer, y mirar al cielo. Caminar en la naturaleza en silencio, en compañía o en soledad, pero sin el móvil. Volver a ser conscientes de nuestros pensamientos, ver cómo corren de forma automática y traerlos de regreso a donde estemos. Es una cuestión de práctica y de intención.
Esto es especialmente importante para la infancia que nos rodea. Está hambrienta de nuestra atención plena, de una mirada consciente y real. Necesita sentir nuestra presencia para poder crecer sin carencias, para desarrollar la autoestima y la empatía, para entender qué significan las relaciones humanas. Y nosotros también.
Ojalá estas palabras transmitan cuánto bien haría esta toma de conciencia, esta vuelta al origen, a uno mismo y al reconocimiento del otro.
Ojalá sea uno de los propósitos de año nuevo que consigamos poner en práctica.
Sara Justo Fernández. Formadora de maestros. Especialista en pedagogía Waldorf.
Autora del libro «Crecer para educar«
Excelente Sara, gracias!
Sería muy bueno que mucha gente pudiera tomar las clases de la escuela del estudio de la intuición para aprender que en este 3er milenio hay un cambio de paradigma en la evolución de la especie humana y llegaremos por fin a vivir en comunidad y en paz.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Sara
Me gustaLe gusta a 1 persona
Fantàstics tus palabras, muy reales
Mil gracias por compartir
Agustí
Me gustaLe gusta a 1 persona