Hace varios días me propusieron colaborar en la creación de un video para explicar los principios esenciales de la pedagogía Waldorf, escribiendo un texto que los describa. Siendo una de las fuentes más importantes y queridas de mi desarrollo profesional, quiero compartir este documento con vosotros, pues define los principios que considero imprescindibles a la hora de acompañar a la infancia. Desde que empecé a trabajar como maestra, a menudo me han preguntado qué es la pedagogía Waldorf y creo que este escrito puede acercar su esencia a personas que quizá no la conozcan todavía. A continuación podéis leer el texto que he escrito para el vídeo y, después, el enlace al documento completo.
El objetivo principal de la pedagogía Waldorf es formar personas libres en cuanto al pensar, al sentir y a la acción. Que cada persona se convierta cada vez más en el ser que es. Digo persona porque esta mirada transforma no solo a la infancia, sino también a los adultos que formamos parte de ella.
Para conseguirlo, partimos de un estudio profundo de la naturaleza humana, que será la guía para el diseño del currículum, definiendo la edad a la que se presentan las diferentes materias y también la metodología que se emplea al tratarlas.
Trabajamos teniendo muy presente que la verdad absoluta no pertenece a nadie y que cada quien debe desarrollar su propia verdad. No se dan conceptos definidos y cerrados, si no conceptos vivos que se pueden expandir, transformar, engrandecer. La intención es despertar preguntas en vez de transmitir contenidos inamovibles.
Para ello evitamos la tendencia de hoy en día de presentar conceptos sin dar imágenes, la intelectualización temprana que excluye el sentir de la experiencia propia. Presentamos vivencias a los alumnos sobre las que después reflexionan, en vez de dar conceptos ya terminados, fijos, sobre los que debatir sin haber tenido una experiencia personal.
Con ello se crean conceptos vivos, reconociendo la realidad, la belleza. Se favorece el desarrollo de un espíritu libre en su búsqueda. No se apela directamente al pensar, si no que trabajamos el sentir y el querer de cada alumno para que se despierte por su propio pensar.
En palabras de Rudolf Steiner: «Nuestro mayor esfuerzo debe ser el desarrollo de seres humanos libres, que sean capaces, por sí mismos, de impartir propósito y dirección a sus vidas».
Otro de los objetivos es ayudar a encarnar de la mejor manera a los niños; que sean capaces de llegar a todos los rincones de su cuerpo físico y habitarlo con total presencia, con toda su conciencia. Encarnar significa ser capaz de utilizar el cuerpo para hacer todo aquello que decidamos hacer; para ello es primordial percibir qué necesita nuestro cuerpo, movernos con conciencia, llevar la presencia a nuestras sensaciones físicas, descansar, dormir bien, comer sano, hacer ejercicio físico, respirar aire puro, etc.
Uno de los medios más eficaces para conseguir ser dueños de nuestro cuerpo es el trabajo manual: aprendiendo a tejer con dos agujas, haciendo ganchillo, tallando madera, nuestra atención llega hasta las puntas de nuestros dedos, mejorando la coordinación ojo mano y la lateralidad, poniendo en marcha todo un conjunto de funciones físicas de forma rítmica, incluso la respiración.
Por todos estos motivos, el trabajo manual es una de las materias que vertebra la pedagogía Waldorf, y se utiliza ampliamente desde edades tempranas hasta la edad adulta, integrándolo en diferentes clases y empleando materiales adecuados a la destreza y capacidad de cada curso.
El tercer y último objetivo es el desarrollo sano del mundo emocional. Esto se consigue a través del arte, que está presente en todas las materias de diversas maneras y también como materia en sí misma. Diría que ser maestro Waldorf es hacer del arte el principal medio de enseñanza. Todo, desde la forma en que se narran los cuentos en infantil, hasta la manera en que se cuida la disposición del aula, está elegido desde la sensibilidad y la intención de llevar belleza y armonía al día a día de la escuela. Y desde la imitación propia de la infancia, se aprende a valorar y apreciar el mundo artístico al verlo reflejado en el maestro y en la propia clase.
El arte está profundamente relacionado con el mundo emocional, tanto el uso del color en el arte plástico, como el efecto que tiene la combinación de diferentes notas musicales en el alma humana, todo ello nutre la capacidad de sentir y reconocer nuestras emociones. Además, el hecho de practicar cualquier materia artística en grupo tiene la capacidad de mejorar las relaciones sociales y es un gran beneficio para la clase.
Existe una disciplina artística específica, creada por Rudolf Steiner, que se practica en las escuelas Waldorf; se llama euritmia. En pocas palabras se podría describir como la representación de los sonidos musicales y las palabras por medio del movimiento del cuerpo. Cuando se realiza en grupo, es una experiencia verdaderamente hermosa, que trabaja las relaciones sociales entre las personas. Suele ir acompañada con música de piano en vivo.
Como conclusión diría que la esencia de la pedagogía Waldorf está en la capacidad de observar, empatizar y acompañar a la infancia con el propósito de facilitar que cada quien se convierta en la mejor versión de sí mismo, aportando así su luz propia al mundo.
Os dejo con el video, espero que os guste y os sirva.
Texto de Sara Justo Fernández, narrado por Carolina Hernández y editado por la página Palabra de Rudolf Steiner.
Sara Justo Fernández. Formadora de maestros. Especialista en pedagogía Waldorf
Autora del libro «Crecer para educar«